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En el mundo de la estética facial, la belleza se revela en la armonía y simetría de los rasgos. Sin embargo, cuando la sonrisa muestra un exceso de tejido gingival, conocido como sonrisa gingival, esta armonía puede verse comprometida. La sonrisa gingival se define cuando más de 3 mm de tejido gingival son visibles al sonreír, y aunque no existe un estándar universal de belleza, la exposición excesiva de encías puede afectar la confianza de una persona en su sonrisa.

A lo largo del tiempo, diversas soluciones terapéuticas han sido propuestas para corregir la sonrisa gingival, entre ellas la gingivoplastia, el reposicionamiento labial y la cirugía ortognática. Sin embargo, estas últimas opciones pueden ser invasivas y conllevan riesgos adicionales. Ahí es donde entra en juego una alternativa más conservadora y eficaz: el uso de la toxina botulínica (TB).

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Cuando la hiperfunción muscular es la causa subyacente de la sonrisa gingival, la toxina botulínica emerge como una primera opción de tratamiento. Esta opción ofrece una solución rápida, segura y efectiva para reducir la exposición gingival sin la necesidad de someterse a procedimientos quirúrgicos. La toxina botulínica actúa debilitando selectivamente los músculos faciales responsables de elevar el labio superior y del ala de la nariz, lo que lleva a una reducción en la exposición de encías.

La sonrisa involucra varios músculos faciales, cada uno con su función específica en el proceso. El tratamiento con toxina botulínica se basa en la inyección precisa en áreas específicas de los músculos para obtener resultados óptimos. Los efectos se hacen evidentes entre 2 y 10 días después de la inyección, alcanzando su máxima expresión alrededor del día 14. Aunque temporal, el efecto de la toxina botulínica puede durar entre 3 y 6 meses, ya que los músculos gradualmente recuperan su función normal a medida que se regeneran los receptores de acetilcolina.

Es importante tener en cuenta que, si bien el tratamiento con toxina botulínica es generalmente seguro y simple, pueden surgir efectos adversos como hematomas, dolor localizado, edema y asimetría en la sonrisa. Por esta razón, es fundamental que el procedimiento sea llevado a cabo por profesionales experimentados que dominen la técnica, la posología y la localización de las inyecciones para minimizar cualquier riesgo.

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